Hay muchos casos en el trabajo donde se vive el liderazgo tóxico. Posiblemente, sea que estás habituado a las conductas nocivas y las tomas por «normales», o que los líderes logran ser tan persuasivos que confunden la mente del afectado y este llega a creer que se lo merecía.
De cualquier forma, llega el momento de identificar qué es un liderazgo tóxico, sus consecuencias y soluciones.
¿En qué consiste el liderazgo tóxico?
El liderazgo tóxico es cuando un líder hace mal uso de su responsabilidad sobre el grupo de trabajo, usualmente causando malestar y tensiones sobre todos a su cargo. Te presentamos algunos ejemplos para entender más:
– Incentivar la competitividad de forma dañina
Se usa para «inspirar» al equipo a ser más productivo. Actitudes como promover comentarios negativos sobre otros miembros, favorecer a algunos empleados o prestar más atención a unos sobre otros, actitudes de rechazo o ignorar a algunos del equipo, haciendo sentir que no encajan o pertenecen.
En resumen, hay un ambiente crítico destructivo a cargo del «líder». La respuesta por parte del empleado será ansiedad, desmotivación, baja autoestima, deseos de huir o abandonar el trabajo, irritabilidad, temor.
– Exigencia máxima
Esto incluye complacer en todo al cliente; la figura del líder nunca descansa porque sólo vive para cumplir las órdenes, y esto arrastra a todo el equipo. Si no hay respuesta veloz a sus peticiones, está en completo hostigamiento, eso implica incomodar hasta fuera del horario laboral por correo, llamadas, mensajes, ¡hasta en vacaciones!.
Además, existen procesos complejos, poco dinámicos para cumplir con las labores. En lugar de haber facilidad por las nuevas tecnologías, sólo hay más trabajo. También considerando que muchos de estos líderes no toman en cuenta la opinión o solución que muestra su equipo, dado que su decisión es la única palabra válida.
Esta es una situación que fácilmente termina por colmar la paciencia del empleado y renunciar se vuelve su única salida. Causa agotamiento emocional, desmotivación y baja autoestima, bloqueo generalizado, desarrollando hasta el síndrome del trabajador quemado (burnout) y ansiedad.
– Cambios
Es el caso de líderes que cambian de actitud o relación con algún miembro del grupo de trabajo por alguna diferencia que surgió, ya sea por haber tenido hijos, estar mayor de edad o situaciones que los llevaron a bajar el ritmo ajetreado de trabajo.
Quien esté afectado se siente incapaz, o que debe trabajar el triple para demostrar su valor. Mientras el encargado expresa comentarios despectivos, le recuerda los errores (aunque sean pocos), opiniones destructivas, y exige más.
La víctima tiene una sensación de que ya no puede vivir en paz y quizás llega el momento de retirarse del todo o dedicarse a otra cosa.
¡Sé un buen líder!
Ante una situación de liderazgo tóxico, es fundamental buscar ayuda. Ya sean terapias o sesiones psicológicas. Lo importante es recibir herramientas centradas en tu experiencia.
Usualmente, para mejorarlo se pasa por un proceso de reflexión saludable, dar con el potencial del individuo, trabajar en emociones, aprender a actuar ante ciertas situaciones y actitudes, ¡entre otros!.
También, aprender a ver a las personas. Un líder tóxico no necesariamente es una mala persona, pero también necesita ayuda. Ver a todos como seres humanos permite mayor empatía y se logra dar con mejores resultados.
Ahora, si como líder te identificas con ciertos puntos, estás en la etapa de aceptación y llega la hora de cambiar. Créeme, ¡será para mejor!
El liderazgo tóxico es real, pero las soluciones también lo son. Es mejor encontrar respuestas antes de quedarse sumergido en un agujero de desesperación, ¡sigue adelante que aún queda mucho por aprender!
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