Para muchas instituciones prestamistas, el buen manejo de la tarjeta de crédito es una de las principales llaves de acceso a diversos beneficios que se le pueden otorgar a un cliente. No obstante, con el paso del tiempo, tu situación económica (tus ingresos y egresos) puede no ser la misma que hace hace unos cinco o diez años atrás. Si esto es así, entonces, ¿por qué mantendrías el mismo historial de crédito?
¿Es tu crédito el adecuado?
Además de que con el tiempo pueden cambiar muchas cosas, también podrías desarrollar el hábito de dejar pasar las fechas topes del pago del crédito y acumular porcentajes más altos de interés por pensar que “no traerá mayores consecuencias”. La realidad es que esto no beneficia de ninguna manera el puntaje o credit score de tu historial crediticio y, entre otras cosas, ya no contarías con los derechos crediticios que quizá podrías necesitar en un futuro. A continuación, te mostraremos qué señales pueden ayudarte a comprender si ya no estás usando el crédito que deberías.
Si es la primera y única tarjeta que has tenido
Es comprensible que sientas nostalgia por desechar el primer crédito que tuviste, pero eso no quiere decir que debas conservarlo por siempre. Recuerda que tu flujo económico cambia con el tiempo y lo más probable es que empieces a adquirir cosas más costosas o préstamos de cifras mayores a las que te ofrece tu primera tarjeta de crédito, por lo que debes dejar atrás lo que ya no necesites.
Si ya eres un profesional con trabajo
Quizá en la época de estudiante ese primer crédito te sirvió de mucho; sin embargo, cuando te gradúas de la carrera que estudiaste y empiezas a trabajar, entras a un nuevo nivel. Una vez que pasas a ser parte del sistema laboral, te das cuenta que esta nueva etapa representa más ganancia, más inversiones y, por lo tanto, más responsabilidades. Es por ello que cambiar tu forma de usar el crédito se convierte en un factor necesario, así que busca uno que te de más posibilidades de pago y más libertad con los tipos de crédito.
Si hay un bebé en camino
En ese preciso instante que te enteras que tendrás un bebé, tu mundo cambia completamente, y eso involucra la forma en cómo manejas tu dinero. Los alimentos, la ropa, los artículos de higiene y los juguetes son algunas de las inversiones que debes hacer para el nuevo integrante de la familia. Por otro lado, esto implica reducir los gastos en cenas o viajes que sean sumamente costosos, ya que ahora debes velar por tu bebé y sus necesidades.
Si el cupo de tu crédito está en el límite
Es posible que llegue un momento en el que las deudas no te den oportunidad de estar al día con las cuotas de pago de tu tarjeta de crédito, y esto puede traerte unos cuantos problemas con la entidad bancaria. Podrías refinanciar tu crédito para alargar el pago de la deuda, pero te generaría una tasa mayor de interés y quedaría registrado en tu historial crediticio. Lo mejor es que adquieras un crédito que puedas pagar con seguridad y que cumpla con tus necesidades vitales.
Si cambias los planes en el proceso
Cada tipo de crédito tiene una función especial. Solicitar un crédito por tener un plan definido, como crear una empresa propia o adquirir una franquicia y luego cambiar de parecer, suele ocurrirle a muchas personas. Puede ser que pensaste en una mejor idea para tu futuro económico o simplemente no funcionó lo que querías hacer. Si esto pasa, es fundamental que cambies tu tarjeta de crédito a una que te brinde beneficios útiles para tu situación económica actual.
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