Procrastinar quizás suene un poco confuso, pero es sencillamente «aplazar una obligación o un trabajo»… Sin embargo, su naturaleza no tiene nada de sencillo. Según el NY Times en español, procrastinar es más emocional, y saber manejar nuestras emociones influirá, en gran medida, en evitar realizarlo.

Procrastinar es una respuesta natural, «una manera de enfrentar las emociones desafiantes y estados de ánimo negativos generados por ciertas tareas: aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento y más».

El artículo explica que «Etimológicamente, procrastinación deriva del verbo en latín procrastinare, postergar hasta mañana. Sin embargo, es más que postergar voluntariamente. La procrastinación también deriva de la palabra del griego antiguo akrasia, hacer algo en contra de nuestro mejor juicio».

Es importante que te deshagas de los malos hábitos que perjudican tus finanzas

Y aunque la procrastinación se ejecuta por diversos motivos: miedo, inseguridades, ideas erradas; sus consecuencias se vuelven nocivas, como la improductividad, y eso causa sensaciones de estrés, ansiedad, culpa y, en lugar de calmarte, terminas con mayores malestares y una lista de tareas más larga.

¿Qué hacer entonces? Eso es lo más importante, buscar soluciones. Si te encuentras en un punto donde ya reconoces que estás en un círculo persistente, pues llega la hora de cambiarlo, y puedes comenzar con:

-Permitirte apreciar la recompensa: el cerebro se fatiga muy fácilmente si no está haciendo actividades que lo motiven o sean estimulantes, así que una buena forma de ayudarlo es mostrarle la recompensa. Para ello, realiza una lista con los beneficios que obtendrás una vez que cumplas con esa asignación. Si está escrito, es más real para tu cerebro y mayor impulso puedes darle.

-Prepara el espacio: quizás tienes un sitio desorganizado, monótono, siempre el mismo espacio. Intenta con música, encender velas aromáticas, mover la silla; lo que sea que pueda ayudarte a tener una perspectiva diferente.

-Divide las tareas: Si tienes mucho trabajo pendiente, nuevamente haz una lista con to-dos, comenzando con los más sencillos que debes ejecutar. Anotarlos te permite poder marcar cuando finalices una tarea, y tendrás una visión más clara de que estás haciendo algo (por muy pequeño que sea), pero tus pendientes se están reduciendo y esa satisfacción de tachar algo de la lista te ayudará a seguir con el resto.

-Inicia ya: una vez que ya definiste la recompensa, preparaste tu espacio, dividiste la tarea y ya sabes por cuál empezar, ¡no esperes más y a por ello! Ten muy presente tu motivación, recuerda por qué lo estás haciendo.

-Cronómetro: están las opciones de utilizar pausas activas en medio del trabajo (para evitar pasar tantas horas en una actividad), algo como la técnica Pomodoro. Sin embargo, lo importante es que puedas estimar tanto tiempo a cada actividad (la que creas correcta) y enfocarte en ese tiempo únicamente en esa tarea.

-Adiós distracciones: estas abundan, así que mientras puedas, evita las notificaciones, cierra las redes sociales, silencia todo y no creas en esas cosas que recuerdas repentinamente y que debes hacer ya. ¡Nada de eso! Anota en un papel todo aquello que crees debes hacer con urgencia y luego le dedicarás su momento específico.

Procrastinar no te ayudará a mejorar tus finanzas

Cuando las finanzas dependen de tu día a día, es más complicado poder procrastinar, así que tendrás más compromiso en cumplir las asignaciones diarias y tomarte el tiempo para descansar. Así que usa la regla de dos minutos: todo aquello que puedas realizar en ese tiempo, hazlo de una vez y no lo dejes para después, incluso permítete hasta cinco minutos para ello.

También, recuerda que todo se trata de hábitos. Al inicio puede costar, pero mientras sigas adaptándote, ya no querrás dejar los trastes sucios para después.  

 

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