Nuestros antepasados efectuaban intercambios comerciales sin hacer uso de las monedas físicas. Los pagos eran realizados de una manera muy distinta a la que utilizamos en la actualidad. Luego, apareció el dinero. ¿Conoces su historia? En este artículo daremos un breve recorrido al pasado para contarte los inicios del dinero como medio de pago.
Descubre todo acerca de la historia del dinero
En el pasado, nuestros ancestros se valían de métodos de intercambio, hoy conocidos como trueque o canje. Se intercambiaban bienes de consumo o de primera necesidad u objetos de valor con otras comunidades o tribus. Para ejemplificar estos métodos, si un grupo necesita algún tubérculo, procedía a cambiarlo por semillas de frutas.
Todo era apreciado y se consideraba de valor para un intercambio justo y equitativo, con el propósito de beneficiar a todo el grupo. Pero, con el tiempo, esta práctica se convirtió en un tema complejo. Los alimentos perecederos se dañaban y se perdía la producción; por lógica, no podían ser canjeados.
Si una de las dos partes rechazaba la negociación, el canje no se producía. Estas limitaciones conllevan a una nueva forma de intercambio duradera y segura. Aparece el dinero convertido en mercancía, se distribuyen y canjean otros productos no perecederos como la sal (de allí el término salario), especias, minerales, y materiales presentes en la naturaleza, los cuales adquirían valor de canje.
¿Cómo surge el dinero?
El dinero entra en el juego de la economía para superar las limitaciones del sistema de trueque, utilizado por primera vez en el periodo neolítico. El increíble crecimiento de la población demandó el surgimiento de nuevos métodos de pago para satisfacer requerimientos emergentes de la sociedad.
Actividades económicas esenciales como la agricultura y la ganadería provocaron que grandes volúmenes de productos fueran almacenados para solventar situaciones de crisis en épocas de sequía o invierno.
Las primeras monedas fueron creadas en el siglo VIII a.C en el Asia Menor, según el historiador griego Herodoto. El rey Lidio Giges tuvo la idea de generar un medio que facilitara la recaudación de impuestos sin tener que almacenar grandes cantidades de bienes durante el proceso.
Para esa época, se popularizó la moneda de una aleación de oro y plata, conocida por los griegos como electrón, a la que se le llamó el “León de Lidia”, con la figura representativa de un león. Antigüedad que hace gala de la cultura del Mediterráneo oriental en la segunda mitad del siglo VII a. C.
Posteriormente, el imperio romano dio mayor impulso al uso de monedas de metal, las cuales eran acuñadas por los estados. Por lo general, estas estaban diseñadas con el emblema representativo de los estados; busto del emperador, dioses, entre otras particularidades de esa sociedad.
Casi siempre las monedas de la antigua Grecia eran fabricadas en oro y plata, pesaban entre 65 y 67 gramos y se caracterizaron por ser resistentes, infalsificables y de alto valor.
La moneda universal por excelencia fue el dracma; no obstante, los metales preciosos iban escaseando y, como solución, se creó una moneda de menor valor elaborada con materiales de cobre o bronce.
Detrás del dinero hay todo un cuento interesante que vale la pena conocer. ¿Te animas a formar parte de nuestra comunidad de lectores? Síguenos en redes para estar al corriente de otras historias que envuelven al gigantesco mundo de las finanzas.
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