Una de las tareas familiares más difíciles es garantizar que, a fin de mes, nada falte en el hogar, y al mismo tiempo tener dinero para pagar deudas y/o ahorrar para subsanar una emergencia familiar. Tener el control de las finanzas en el hogar brinda tranquilidad y equilibrio familiar, pero no todos aplican la estrategia correcta. Hoy te decimos cómo gestionar tus finanzas domésticas.
Mejora tus finanzas en el hogar
El conocimiento financiero contribuye a gestionar de forma ideal los ingresos para dar mejor uso al salario y pagar las facturas. La economía familiar o doméstica requiere de un plan y acciones en el hogar para administrar los ingresos y hacer frente, de forma razonable, a los gastos propios de la casa.
Integra a toda la familia. La economía doméstica funciona si todos los miembros del hogar forman parte de ella. Tanto niños como adultos deben estar al tanto para comprender las necesidades presentes en la casa, y unirse para solventar las responsabilidades y facturas que se generan en este lugar.
Esta estrategia puede ser efectiva para que los más pequeños comiencen a internalizar el concepto de economía doméstica. Conversa con ellos sobre las gestiones, planes y decisiones para que todo marche en orden y sin escasez.
En toda economía familiar se debe comenzar por la planificación, principio universal cuando se trata de administrar recursos o emprender proyectos. Luego, se procede con la organización, gestión, control, supervisión y evaluación de los resultados. La casa no escapa a estos procesos.
Para planificar, se debe tener en cuenta los ingresos y gastos que se harán, y organizar adecuadamente toda esta información para gestionar el dinero de manera eficaz.
Elabora un presupuesto con todo lo estipulado durante el mes: ingresos de las personas que trabajan, porcentaje disponible para gastos, inversiones y también para ahorros. Todo dependerá de tu nivel de ingresos y la carga familiar.
Determina gastos fijos y variables. Al igual que las empresas, los administradores de las finanzas de la casa deben establecer los gastos fijos y variables. Los gastos fijos son aquellos que siempre están presentes y se mantienen invariables; por ejemplo: alquiler de la vivienda, el pago de la hipoteca, el seguro de salud familiar o del vehículo, el pago de la tarifa de internet o de televisión por suscripción.
En los gastos variables entran las facturas generadas por servicios básicos como agua, energía eléctrica, teléfono, gas, comida, ropa, etc. Son gastos cuyos montos varían de un mes a otro.
Prioriza los gastos y clasifícalos en categorías; por ejemplo: gastos imprescindibles, gastos innecesarios y gastos emergentes. A medida de que pongas en práctica esta estrategia, tendrás más control sobre los gastos y aprenderás a sopesar sobre la manera más eficiente de distribuir los ingresos y gastos.
Finalmente, comienza a gestionar tu plan financiero hogareño, que debe basarse en el control de gastos para determinar si es factible incluir una nueva partida o eliminar alguna que altera el presupuesto. Recuerda que toda planificación debe ser flexible y ajustada a la realidad económica de cada persona o grupo familiar.
Estamos seguros de que, con estos consejos, podrás mejorar la economía doméstica y aumentarás tu capacidad de ahorro. Para más información sobre este tema, síguenos en redes sociales.
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