Un análisis financiero se realiza basándose en la información contable. Con ella, se determinará la situación actual de la empresa, específicamente enfocada en el estado en que se encuentre su salud financiera.
Un punto importante para realizar el análisis financiero es el balance, dado que sus derivados aportarán más claridad. Se toma en cuenta las partidas fundamentales del activo, que se divide en:
Inmovilizado: los activos que permanecen por largo tiempo en la empresa, como edificios, maquinarias, terrenos, entre otros de su clase.
Activo circulante: activos que permanecen por más de un año en la empresa, pero debido a sus cualidades, es más sencillo que se vuelvan dinero en efectivo. Ejemplos: mercancías en stock, cheques pendientes por cobrar, dinero en efectivo.
Por otra parte, están las partidas fundamentales del pasivo, dividido en tres aspectos:
Fondos propios: es un pasivo que inició por el aporte de los socios y que no puede usarse.
Acreedores a largo plazo: otro pasivo que se originó de las deudas de la empresa; un ejemplo son hipotecas para compras. Puede seguir pendiente por más de un año.
Acreedores a corto plazo: es el caso contrario; deudas que deben pagarse en un plazo menor al año.
El primer paso es ejecutar este balance enfocándose en todo lo que dispone y debe la compañía para determinar la situación financiera actual.
Cómo hacer un análisis financiero
Una vez tomados los aspectos generales del análisis financiero, seguirán otros pasos:
Ratios financieros: o razones financieras. Permiten ver si se gestiona correctamente una compañía. Estos también derivan a otros aspectos:
Ratio de liquidez: mostrará cuánto compromiso financiero puede asumir la empresa a corto plazo. Para conseguirlo, sólo se debe hacer una división entre el activo circulante y el pasivo circulante.
Ratio de gestión: permite estudiar las posibilidades y comodidades de la empresa para utilizar sus activos, como los cobros, pagos, inventarios, entre otras gestiones. Se calcula dividiendo los clientes entre ventas y multiplicarlo por 365.
Ratio de calidad de la deuda: Covline explica: «Es la proporción de deuda de una empresa que es exigible a corto plazo, comparándolo con la proporción de deuda empresarial que vence a largo plazo». Cabe destacar que el exceso de deuda en corto tiempo puede causar una carga financiera. La fórmula es dividir el importe de las deudas a corto plazo entre el total de las mismas.
Ratio de endeudamiento: este medirá cómo la empresa puede organizar su posibilidad de enfrentarse a las deudas de acuerdo a sus finanzas. Debe estar entre los valores de 0,4 y 0,6. De ser superior, es una muestra de que se está descapitalizando.
Ratio de deuda financiera: demostrará las cargas financieras respecto a las deudas. Se logra dividiendo las deudas financieras entre las ventas. No es recomendable estar en un valor superior a 0,5 porque demostrará que las deudas financieras de la empresa son excesivas.
Te enseñamos a hacer un análisis financiero efectivo
En todos estos pasos, siempre se toma en cuenta la liquidez, porque le da acceso a encargarse de sus obligaciones financieras a corto plazo; la solvencia, que también le permite cumplir a la empresa con sus compromisos relacionados con pagos, sin que influya cuándo debe realizarlo; y, por último, la rentabilidad, porque les permite generar beneficios.
Un conocimiento general y detallado de la situación financiera se logra por el análisis, y este será de ayuda para los administradores de las sociedades, como dueños y equipos principales. También permite recolectar datos muy provechosos para la dirección que tomará la compañía en el futuro, puesto que arroja datos de deudas, cuánta liquidez posee, si será necesario invertir, renegociar deudas a corto plazo para evitar riesgos, entre muchas otras que mantengan en buen camino la empresa.
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