Las alternativas financieras son fuentes de financiación que no dependen de la banca tradicional ni de los mercados regulados. Estas alternativas pueden ser muy útiles para las empresas que poseen problemas financieros o que buscan diversificar sus opciones de obtener recursos.

A continuación, explicamos qué son las alternativas financieras y cómo aplicar esta estrategia en empresas que poseen problemas financieros.

Tipos de alternativas financieras

Existen diferentes tipos de alternativas financieras, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Algunas de las más comunes son:

– Crowdfunding: consiste en la financiación colectiva de un proyecto a través de internet, donde los inversores aportan pequeñas cantidades de dinero a cambio de recompensas o participaciones en el proyecto. Es una opción muy adecuada para proyectos innovadores o sociales que generen interés y confianza en la comunidad.

– Crowdlending: es una modalidad de crowdfunding donde los inversores prestan dinero a las empresas a cambio de un interés. Es una forma de obtener financiación rápida y flexible, sin necesidad de avales ni garantías. Sin embargo, implica un mayor riesgo y coste para el prestatario.

– Capital riesgo: consiste en la inversión de fondos especializados en empresas con alto potencial de crecimiento y rentabilidad, pero también con alto riesgo. Los fondos de capital riesgo suelen adquirir una participación en el capital social de la empresa y participar en su gestión y estrategia. A cambio, esperan obtener beneficios al salir de la inversión en un plazo determinado.

– Factoring: consiste en la cesión del cobro de las facturas a una empresa especializada, que se encarga de anticipar el dinero y gestionar el cobro a los clientes. Es una forma de mejorar la liquidez y reducir el riesgo de impago. No obstante, implica un coste financiero y la pérdida del control sobre las cuentas por cobrar.

– Descuento comercial: consiste en el anticipo del dinero de los pagarés o letras de cambio emitidos por los clientes a una entidad financiera, que se queda con el documento hasta su vencimiento. Es una forma de obtener financiación a corto plazo, pero también implica un coste financiero y la pérdida del derecho de cobro sobre el documento.

– Subvenciones y ayudas públicas: son las ayudas ofrecidas por el gobierno o las administraciones públicas a las empresas, pymes o autónomos con el fin de fomentar el desarrollo empresarial, la innovación, el empleo o la sostenibilidad. Suelen ser a coste cero o con condiciones favorables, pero también implican requisitos y trámites burocráticos.

Cómo aplicar esta estrategia en empresas que poseen problemas financieros

Las alternativas financieras pueden ser una solución para las empresas que poseen problemas financieros o que no pueden acceder a la financiación bancaria tradicional. Sin embargo, no todas las alternativas son adecuadas para todas las empresas ni para todas las situaciones. Por ello, es importante analizar las características y necesidades de cada empresa y elegir la opción más conveniente según los siguientes criterios:

– El tipo y tamaño de la empresa: no es lo mismo una startup que una pyme consolidada o una gran empresa. Cada una tiene un perfil de riesgo, rentabilidad y crecimiento diferente, que puede atraer más o menos a los inversores o prestamistas alternativos.

– El objetivo y plazo de la financiación: no es lo mismo buscar financiación para iniciar un proyecto que para expandirlo o consolidarlo. Tampoco es lo mismo necesitar financiación a corto plazo que a largo plazo. Cada objetivo y plazo requiere una fuente de financiación diferente, con unas condiciones y costes distintos.

– La capacidad y disposición al pago: no es lo mismo tener una buena solvencia y capacidad de generar ingresos que tener problemas de liquidez o rentabilidad. Tampoco es lo mismo estar dispuesto a asumir un alto coste financiero que preferir minimizarlo.

 

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