Las deudas son inquietantes y, en muchos casos, ocasionan serios dolores de cabeza, pero no todo es malo al adquirir un compromiso financiero o monetario. 

En principio es normal que te sientas presionado si tienes que pagar dinero a terceros, pero debes tener en cuenta que los pasivos pueden generar buenos resultados a mediano o largo plazo. 

Hay deudas que pueden hacernos ganar mucho dinero; aspecto que puede marcar una diferencia positiva al momento de identificar si se trata de una deuda “buena” o “mala”.

Diferencia las deudas buenas de las malas

Cuando asumimos una deuda, de inmediato nos viene a la mente el tiempo necesario para pagarla, pero lo que verdaderamente debemos pensar es en el resultado que podemos conseguir con el endeudamiento. 

No es fácil predecir de forma certera si una deuda será buena o mala. Por ejemplo, podemos destinar el dinero de un crédito para un proyecto estratégico y las circunstancias pueden llevarnos al fracaso; lo que convertiría al pasivo en una deuda mala. 

Al respecto, la experta en finanzas, María Guadalupe Sandoval Meza, sostiene: 

Endeudarse no siempre es malo, pero definitivamente no saber elegir tus deudas te puede llevar por caminos que pongan en peligro tu estabilidad financiera, personal y emocional.

Si interpretamos estas palabras, nos damos cuenta de que no es suficiente diferenciar una deuda mala de una buena, sino saber elegir la deuda para evitar desastres en el futuro que incluso podrían alterar tu estabilidad emocional. 

Deuda buena

Una deuda buena fortalece tus finanzas a largo plazo, genera rentabilidad y te permitirá tener solvencia económica en el futuro. Si tienes una cuenta por pagar que al terminarla te queda un bien (activo), una inversión y ganancias (beneficios), entonces es una deuda buena. Por ejemplo: adquisición de inmuebles, maquinarias, compra de equipos para repotenciar la empresa, crédito para construcción, acondicionamiento o producción, bienes que no se deprecian y se revalorizan con el paso del tiempo. 

Deuda mala 

Las deudas malas sirven para solventar una circunstancia emergente o inmediata, no brindan beneficios en el futuro. La desventaja de esta deuda es que tienes que devolver un dinero, muchas veces con intereses elevados, sin recibir nada a cambio, a excepción del consumo del bien por el que te estás endeudando. Estas cuentas negativas pueden llevarnos a la bancarrota, empobrecernos o desequilibrarnos emocionalmente. 

Por ejemplo: el pago de unas vacaciones a un destino costoso puede ocasionar una deuda mala; disfrutarás de unos días de esparcimiento pero regresarás a casa con una cuenta por pagar. 

Toma las decisiones acertadas

Las deudas no deben percibirse como una carga negativa; por el contrario, pueden ser un salvavidas financiero para adquirir un bien necesario para la producción en tu empresa, porque no disponemos del dinero para comprarlo de forma inmediata. Como reza el refrán: “Perdiendo también se gana”, o “De lo malo se puede sacar algo bueno”. Las deudas son un mal necesario para salir a flote y obtener beneficios futuros. 

Pero antes de asumir un compromiso financiero, debes pensar un poco sobre los resultados. Estas son las preguntas que debes hacerte para tomar buenas decisiones al contraer una deuda: ¿es necesario adquirir esta deuda?, ¿es una emergencia o puedo esperar otro momento para no alterar mi presupuesto?, ¿tengo suficiente capacidad de pago para asumir la deuda?

Toma la decisión más acertada en función de estas respuestas. Comparte tu experiencia si te has endeudado antes, ¿la deuda fue buena o mala? No dejes de seguirnos en redes sociales. Tu opinión es de gran valor para nosotros.

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